Fuentes de estudio y estado de la cuestión1
Jurgi Kintana Goiriena
Universidad
del País Vasco
Este artículo ofrece
un estado de la cuestión sobre la historia de la colectividad vasca de Potosí
en el siglo XVII, prestando especial atención al conflicto que se vivió en la
década de 1620. La introducción resume brevemente el devenir de los vascos de
Potosí y los violentos sucesos que los enfrentaron a otras colectividades de
origen peninsular. A continuación se indican las fuentes primarias para
investigar estos hechos, tanto a nivel archivístico como cronístico. El
siguiente apartado examina la historiografía contemporánea, y presenta un
balance crítico de lo escrito hasta el presente. Por último se ofrece una
relación bibliográfica. El objetivo del artículo es facilitar un primer
acercamiento a la cuestión, y servir de base a investigaciones posteriores.
Introducción
La
Villa Imperial de Potosí (hoy en Bolivia), capital económica de las Indias en
época colonial y una de las principales fuentes de ingresos para la Corona
Castellana, suscitó fascinación desde el descubrimiento de su cerro minero en
1543. La riqueza argentífera que albergaba la convirtió en un destacado núcleo
de actividades humanas, atrayendo a innumerables personas a su alrededor. Así,
sobre aquella fría y árida cumbre de más de cuatro mil metros creció una de las
mayores urbes del mundo: a principios del siglo XVII se jactaba Potosí de
contar con cien mil almas. Organizaciones, instituciones y formas de relación
de todo tipo se crearon a partir de la explotación minera. Todo ello hizo de la
historia de Potosí tan rica como su cerro; y ya, desde los tiempos de la
conquista, la encontramos mencionada en crónicas, historias y anales, actividad
narrativa que ha continuado hasta nuestros días. Un somero repaso de la
historiografía contemporánea sobre Potosí nos revela que su sistema de
producción ha dado pie a infinidad de trabajos: la “mita”, la situación de los
indígenas, la economía y el gobierno colonial, las tecnologías
minero-metalúrgicas, los intercambios comerciales o los efectos internacionales
de la circulación de riquezas. La prosperidad de la villa potosina ha
proporcionado la documentación —relativamente abundante— necesaria para
realizar todos estos estudios, amén de varias biografías sobre algunos de sus
personajes ilustres. La Casa de la Moneda de Potosí, asimismo, es fuente
destacada en trabajos de numismática.
1
Artículo traducido, corregido y aumentado por
el autor a partir del trabajo original en lengua vasca.
Tomo LIX, 1, 200
Entre
los temas relacionados con el Potosí colonial se encuentra la historia de su
“nación” o colectividad vasca.2 Instalada
ya a mediados del siglo XVI, gozó de un especial protagonismo en la primera
mitad de la centuria siguiente.
Efectivamente,
la explotación minera proporcionó a los vascos gran poder económico y político.
La colectividad vasca, formada a comienzos del siglo XVII por unas ochenta
familias, se adueñó de un gran número de minas y de “ingenios” para la
extracción de plata. Gracias a sus productivas explotaciones, los azogueros
vascos obtuvieron cuantiosas ganancias. Sin embargo la extracción de plata
requería azogue (mercurio), monopolio de la Corona, que por falta de capital
inicial, frecuentemente, no podía pagarse al momento y se fiaba. La Corona
prefería que los dueños de minas e ingenios adeudaran a las cajas reales, a
detener las extracciones, de las que se sacaba el sustancioso quinto real (el
20% de la producción de plata). Las deudas solían saldarse a plazos. Es así que
mediante este sistema de endeudamiento, las minas producían, el Rey obtenía sus
quintos y muchos vascos se enriquecían. Tras el poder económico venía el
político: los cargos municipales (“oficios”) eran vendidos por la Corona a alto
precio, cantidad que sólo los más acaudalados podían satisfacer. En Potosí, los
vascos opulentos, acapararon la mayoría de oficios del cabildo, haciéndose con
el poder político de la villa. Sin embargo, tampoco se solía cubrir la totalidad
del importe por estos cargos. Por tanto los vascos pudientes de Potosí, como
era frecuente en el sistema económico de la Monarquía Hispánica y en general en
el juego político-económico del Antiguo Régimen, compaginaban su poder con
deudas a la Corona.
2
En la Edad Moderna la palabra “nación” solía utilizarse en el sentido de
colectividad. Así podemos encontrar expresiones como “nación india”, “nación castellana”,
“nación criolla” o “naciónextremeña”. En lo que respecta a la colectividad
vasca se le aplicaba el nombre de “nación vascongada”, “nación vizcaína” o la
más cultista de “nación cantábrica” (cf. Zaballa, Ana de: “Los vascos en México
a través de los sermones de la Cofradía de Aránzazu”, en Álvarez-Gila, Oscar et
al. (ed.), Emigración y redes sociales de los vascos en América, Vitoria, 1996,
pág. 470). Esa colectividad, normalmente incluía a alaveses, guipuzcoanos,
vizcaínos y navarros (colándose en ocasiones algunos vasco-franceses y
bearneses entre estos últimos) y a veces también a los habitantes de las Cuatro
Villas (Castro Urdiales, Laredo, Santander y San Vicente de la Barquera).
Anuario de Estudios Americanos
Sin
embargo no toda la población de Potosí aceptaba de buen grado la posición que
los vascos detentaban en la villa. Y es que el oligopolio vasco, posibilitaba
numerosos abusos de poder. Asimismo, desde principios de siglo, había tensiones
sociales de diverso tipo entre vascos y otras colectividades de origen
peninsular, tensiones que iremos viendo mejor a lo largo de este trabajo. El
conflicto se agravó en 1618 cuando el contador real se detuvo en Potosí para
inspeccionar el monto de la deuda al fisco: los miembros del cabildo, vascos en
su mayoría, debían una considerable cantidad a la Corona, tanto en concepto de
azogue como por oficios. El contador suspendió a los deudores de sus cargos,
decisión que estos impugnaron ante instancias superiores. Mientras sentencias y
dictámenes, frecuentemente contradictorios, se sucedían y el tiempo pasaba, en
la calle crecía el rencor hacia los vascos y aumentaba la esperanza de
apartarlos del poder. En 1622, al tiempo que algunos no vascos ocuparon puestos
en el cabildo, un destacado miembro de la “nación vascongada” apareció
asesinado. La detención de varios extremeños sospechosos del crimen, desató
algaradas y luchas callejeras, enfrentamientos que se prolongaron casi a diario
hasta 1625. Castellanos, extremeños, andaluces y otros formaron bando, y con el
nombre de “vicuñas” acometieron a los vascos. Mientras la sufrida mayoría
indígena de Potosí se mantenía al margen del conflicto, vascos y vicuñas se
enzarzaban en duelos, represalias y asaltos a propiedades, provocando numerosos
heridos y muertos en ambos bandos. Los vascos, inferiores en número, pronto
tuvieron que replegarse, refugiarse en conventos o huir a otras ciudades.
Asimismo en el seno del poco cohesionado bando vicuña se producían
enfrentamientos internos. Diversos emisarios reales, trataron sin éxito de
solucionar el conflicto. Las luchas tomaron un nuevo cariz cuando una partida
de vicuñas asaltó la casa del corregidor (favorable a los vascos), acto que fue
considerado como ataque contra la autoridad real. Los soldados vicuñas,
convertidos en sediciosos bandidos, fueron perseguidos por las autoridades y
acabaron completamente derrotados. Tras el conflicto, los vascos volvieron a
recuperar el poder.
Se
trata, por tanto, de un tema lo suficientemente interesante como para merecer
un estudio en profundidad. Con la esperanza de facilitar y promover esa labor
investigadora hemos confeccionado el presente artículo. En el primer apartado
se señalan las fuentes primarias de la época, tanto archivísticas como
cronísticas. En el segundo, repasamos la historiografía desde el siglo XIX
hasta nuestros días. El trabajo concluye con una relación bibliográfica.
Tomo LIX, 1, 2002 289
Fuentes: archivos y escritos de la época
Archivos
Los
archivos constituyen la primera fuente de investigación, y como hemos indicado,
la documentación referida a Potosí y los vascos es relativamente abundante. Los
principales archivos que recogen información sobre este tema son los
siguientes:
a. Archivo de la Casa de la Moneda
(ACM). Potosí
Potosí,
en su ACM, contiene el Libro de Juntas de la Hermandad de Nuestra Señora de
Aránzazu en el que se inscribían las familias e individuos vascos. A través de
este libro puede seguirse la evolución de la comunidad desde el año 1603, fecha
en la que se creó la cofradía. Este material resulta imprescindible para
estudiar las relaciones de parentesco y las uniones entre vascos. Al fin y al
cabo la cohesión que mostraba esta colectividad se debió traducir al nivel
familiar. Este archivo de Potosí contiene además interesantes documentos de
otro tipo posiblemente catalogados.3
b. Archivo General de Indias (AGI).
Sevilla
El
Archivo General de Indias de Sevilla, dada su condición de archivo central,
sobresale por el volumen de documentos que alberga. En él cabe destacar la
sección V, Audiencia de Charcas en la que se encuentran numerosas cartas y
memoriales dirigidos al Rey, exponiendo cada parcialidad (vascongados y
vicuñas) quejas y reclamaciones. 4
3
Marie Helmer tenía proyectado en 1960 la
publicación de un Catálogo de las escrituras notariales del Archivo de la Casa
de la Moneda en Potosí, con índice analítico parcial. t. I. (1572-1600), t. II.
(1601-1650). Desafortunadamente no hemos podido dar con esta obra, si bien la
primera parte del catálogo parece que estaba en prensa en 1960 (cf. Helmer,
Marie: “Luchas entre vascongados y ‘vicuñas’ en Potosí”, Revista de Indias, XX,
n.º 81-82, Madrid, 1960, pág. 186).
4
Siguiendo las numerosas y significativas
referencias que dan Alberto Crespo (en La guerra entre vicuñas y vascongados
(Potosí, 1622-1625), Lima, 1956), y Jose Mari Esparza (en Potosí. Andanzas de un navarro en la guerra
de las naciones, Tafalla, 1996, págs. 247-253), estos son los legajos de la
Audiencia de Charcas del AGI que tratan el tema de los vascos de Potosí y sus
luchas con los vicuñas: 2, 19, 20, 22, 32, 36, 37, 52, 53, 55, 89, 124, 134,
415 y 419. Lo componen ordenanzas, cédulas reales, actas de cabildo, informes,
cartas, memoriales, etcétera. Los legajos 53 y 134 son
También
está en la sección V la Audiencia de Lima
donde hay algunos escritos concernientes a Potosí y a sus conflictos. 5 La sección VI, Escribanía
de Cámara de Justicia, guarda alguna que otra sentencia dictada contra los
implicados en los enfrentamientos.6 Otra
sección de necesaria consulta es la III, Contratación, que contiene los
listados de pasajeros a Indias;7 aunque
no ofrece información directamente relacionada con Potosí, resulta útil para
rastrear el itinerario de los vascos que se asentaron en la villa. Sin embargo
hay que tener en cuenta que a pesar de estar obligados a inscribirse antes de embarcar
hacia el Nuevo Mundo no todos lo hacían.8
En cualquier caso disponemos de un inventario de los escritos relacionados con
Potosí que se hallan en el AGI.9
c. Archivo Nacional de Bolivia (ANB).
Sucre
El
Archivo Nacional de Bolivia concentra la información relativa a los sucesos de
Potosí en la sección Audiencia de La Plata (también llamada Audiencia
de Charcas). En ella pueden encontrarse documentos de diverso tipo: libros
de acuerdos (Acuerdos de Potosí),
cartas, expedientes
tos
de especial relevancia, pues contienen sendos informes dirigidos al Rey, el
primero escrito por vascos (llamado Relación “B”) y el segundo por castellanos
(llamado Relación “A”). Fernando Serrano (en Vascos y extremeños en el Nuevo
Mundo durante el siglo XVII: un conflicto por el poder, Mérida, 1993) dentro de
la misma Audiencia de Charcas (del AGI), añade los legajos 114, 116 y 117 al
tratar el conflicto menos violento y algo posterior a las luchas de Potosí, que
se dio entre las élites extremeñas y vascas de Charcas en la década de 1630.
5
Dentro de la Audiencia de Lima, Esparza (en Potosí. Andanzas de un
navarro...) cita los legajos 40 y 67; Crespo (en La guerra entre vicuñas y
vascongados...) el 35, 40, 97, 155 y 156.
6 En
la sección Escribanía de Cámara de Justicia Crespo (en La guerra entre vicuñas
y vascongados..., pág. 71) cita el legajo 1188.
7
Ese listado se está publicando en la obra
Catálogo de pasajeros a Indias, s. XVI, XVII, XVIII, habiéndose concluído el
período 1509-1599: Bermúdez, C.: Catálogo de pasajeros a Indias, s. XVI, XVII,
XVIII, vols. I-III (1509-1559), Sevilla, 1940-1946; y Galbis, Carmen: Catálogo
de pasajeros a Indias, s. XVI, XVII, XVIII, vols. IV-VII (1560-1599), Madrid,
1980-1986. La lista de viajeros navarros inscritos en Contratación entre 1511 y 1599 también está
publicada en Domínguez Fernández, Enrique: “Pasajeros navarros a Indias en el
siglo XVI”, Principe de Viana. Segundo Congreso General de Historia de Navarra.
Conferencias y Comunicaciones sobre América, Anejo 13, Pamplona, 1991, págs.
293-310. Aunque en esta última lista falta al menos la referencia de un
navarro,
la
correspondiente a Miguelico de Çeruco (Contratación, 5267, n. 2, R. 6) que
menciona Esparza en Potosí. Andanzas de un navarro..., pág. 247.
8
En el caso concreto de los vascos residentes en Potosí, Esparza (en Potosí.
Andanzas de un navarro..., nota 13, pág. 247) constata que la mayoría no dio su
nombre en Sevilla.
9
Vázquez-Machicado, José: Catálogo de documentos referentes a Potosí en el
Archivo General de Indias de Sevilla, Potosí, 1964.
Tomo LIX, 1, 2002 291
Judiciales
(autos, pedimentos,...), etcétera. En total noventa y cuatro documentos —casi
mil páginas— que contienen información significativa sobre el conflicto entre
vascos y vicuñas. Todos estos documentos están ordenados y catalogados en el
trabajo de Gunnar Mendoza.10 Por tanto,
prácticamente todas las fuentes del ANB relativas a las luchas se encuentran
localizadas y listas para ser investigadas (ver más adelante el apartado 2 y la
bibliografía). Por contra, la documentación sobre los vascos, previa como posterior
a los enfrentamientos, está por estudiar.
d. Otros archivos
Dentro
de los tres archivos principales con material sobre Potosí y los vascos, hemos
indicado algunas secciones y legajos de interés siguiendo las investigaciones
de varios historiadores. Sin duda habrá más documentos a la espera de ser
descubiertos. Asimismo, en los tres archivos, aparte de datos específicos sobre
nuestro tema, podemos encontrar amplia información referente al gobierno, la
administración y la economía de las Indias. Todo lo cual resulta práctico para
conocer de primera mano el contexto en el que se movían los vascos en Potosí.
No
hemos podido confirmar la existencia de fuentes sobre Potosí en otros archivos
principales de América. Por contra, en España, deben citarse la Biblioteca Nacional, la Real Academia de la Historia y la Biblioteca
del Palacio Real, las tres en Madrid. Todas ellas guardan documentos de
interés.11
También
es de consulta obligatoria el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, ya
que se ocupaba de los procesos del norte de Castilla, incluidas las Provincias
Vascas. En ella se encontrarán los documentos de jucios y sentencias relativos
a los vascos que iban a América o que volvían de ella, así como los expedientes
de hidalguía exi-
10
Mendoza, Gunnar: Guerra entre vascongados y otras naciones de Potosí, Potosí,
1954
11
Así dentro de la Biblioteca Nacional de España se encuentra el Memorial de la
Villa de
Potosí
al Virrey D. Francisco de Toledo, manuscrito 3040, según nos informa Carmen
Martín en “Vascos en Potosí: minas y mineros, según una fuente inédita de
Arzáns y Vela”, en Álvarez-Gila et al. (ed.), Emigración y redes sociales de
los vascos en América, Vitoria, 1996, pág. 418. Y en la Real Academia de la
Historia (RAH), en la Colección Vargas Ponce (CVP), Pablo Fernández-Albaladejo
(en La crisis del Antiguo Régimen en Guipúzcoa, 1766-1833, Madrid, 1975, pág.
166) señala un informe enviado por los guipuzcoanos de Potosí a su Provincia:
Relación de los alborotos de Potosí (RAH, CVP, t. 31, fol. 21 y siguientes). En
la Biblioteca del Palacio se halla uno de los libros de Arzáns de Orsúa que
citaremos más adelante.
Anuario de Estudios Americanos
gidos
para embarcarse hacia el Nuevo Mundo.12 En
Sevilla, además del AGI, es interesante el archivo de su universidad.
Aunque
más difíciles de localizar, varios archivos del País Vasco y España guardan
cartas enviadas desde América, algunas de ellas desde Potosí. Hacer un
seguimiento personal a los viajeros es otra manera de reconstruir la vida de
los vascos instalados en la Villa Imperial.13 En este caso, los archivos
históricos provinciales, municipales, particulares y diocesanos serán objeto de
atención.14
Crónicas de los siglos XVI-XVIII
La
segunda fuente principal de estudio sobre el tema es la cronística e
historiografía de la época colonial. La prosperidad de los vascos de Potosí y
la virulencia de las “guerras de naciones” fueron registradas por escritores
del período. Entre éstos, es el potosino Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela
(1676-1736), quien mayor fama ha logrado. Narró los hechos casi un siglo
después de que ocurrieran, basandose en gran medida en los relatos recogidos a
ancianos potosinos, es decir, fiándose de la memoria popular. Supuestamente
también se valió de obras de historia anteriores, pero no consultó sino
casualmente documentos originales. Además este autor, jugaba con la historia
tanto como con su nombre, que a veces escribía como Martínez Arzáns y Vela, u
Orsúa Arzáns y Vela. Por ello se le achaca ser excesivamente fantasioso y
novelesco. Los investigadores que han contrastado la información documental con
la dada por Arzáns comprueban frecuentes incongruencias.15 Así Helmer concluye que la obra del
12
Vicenta Cortés en “Fuentes documentales para la historia del País Vasco y América.
Instrumentos de información”, en Álvarez-Gila et al. (ed.), Euskal Herria y el
Nuevo Mundo. La contribución de los vascos a la formación de las Américas,
Vitoria, 1996, págs. 459-481, trata de los archivos relacionados con el tema
general de América y los vascos. No ofrece información detallada sobre temas específicos,
como el de los vascos en Potosí, pero conviene consultar su obra como punto de
partida.
13
Esto es, por ejemplo, lo que ha hecho Esparza en Potosí. Andanzas de un
navarro..., quien ha seguido la correspondencia de Juan de Echarren y sus
familiares, recogida en el Archivo Diocesano de Pamplona, C. 237, n. 3.
14
Particularmente, tenemos noticia de la existencia de una breve carta remitida
desde Potosí por un vizcaíno a fines del siglo XVI. El escrito resulta
significativo para ver el rápido ascenso vasco en el mundo minero y en el
cabildo de la Ciudad Imperial. El texto original se halla en el Archivo de Simón
Ruiz, leg. 196, sec. V “Cartas de América.”, Carta de Nicolás de Guevara, Potosí,
1595. La transcripción y el comentario de esta carta pueden encontrarse en
Marie Helmer: “Un tipo social: ‘el minero’ de Potosí”, Revista de Indias, XVI,
Madrid, 1956, págs. 85-92.
15 Helmer:
“Luchas entre vascongados...”, pág. 192; Esparza: Potosí. Andanzas de un
navarro..., págs. 250-252.
Tomo LIX, 1, 2002 293
autor
potosino es de “valor casi nulo para el historiador”.16 En cualquier caso
citamos su Historia de la Villa Imperial de Potosí por las abundantes noticias
que contiene y por tratarse de un autor ineludible, aunque sólo sea para
criticarlo.17 Arzáns de Orsúa también
dejó obras más breves de títulos y contenidos semejantes.18
Todas
las crónicas mencionadas por Arzáns de Orsúa merecerían ser consultadas.
Desgraciadamente hoy no constan en ningún archivo ni biblioteca, y la única
reseña que disponemos de ellas es la realizada por el propio Arzáns. Por tanto
pudiera tratarse de un registro de autoridades meramente ficticio. En cualquier
caso recogemos sus referencias tal como
las
consigna Mendoza:19
Tendríamos
para empezar una Relación de las guerras
civiles de Potosí, para el católico rey Felipe IV, manuscrito de unas
quinientas páginas supuestamente redactado durante el conflicto por el agustino
vasco Juan de Medina. El capitán vicuña Pedro Méndez (?-1631) habría dejado
inconclusa una Historia Potosina. Bartolomé de Dueñas, el colegial de San Cristóbal
de la ciudad de la Plata José Velázquez (?-1675) y el maestro doctor Diego de Guillestegui
colegial de San Juan de la Plata, serían cada uno autores de una respectiva
Historia de Potosí, escritas las dos últimas en verso castellano. Un tal Juan
Sobrino, criollo que habría participado en las luchas, primero en el bando
vicuña y después como delator, presuntamente escribió sobre los enfrentamientos
unas octavas del mismo título que las obras anteriores. Todos estos trabajos,
estaban según Arzáns inéditos en su época. Por contra, el portugués Antonio de
Acosta (¿Da Costa?) habría llegado a publicar en Lisboa su Crónica de Potosí
escrita originalmente en portugués, aunque tampoco nos consta su existencia.
Esta crónica, al poco tiempo de publicarse fue, según Arzáns, traducida al
castellano por Juan Pasquier, andaluz de Potosí, sin que acabara su trabajo.
Sobre los supues-
16
Helmer: “Luchas entre vascongados... “, pág. 192.
17 El
manuscrito original se encuentra en la Biblioteca del Palacio Real en Madrid, y
su autor aparece como Martínez Arzáns y Vela. La obra ha sido publicada en su
integridad dos veces (y otras dos en ediciones parciales que omitimos): la
primera bajo el nombre de Arzáns de Orsúa y Vela a cargo de Lewis Hanke y
Gunnar Mendoza en 1965; la segunda como Martínez Arzáns y Vela a manos de la
Biblioteca del Sesquicentenario de la República de Bolivia en 1975 (ver
bibliografía).
18
Por ejemplo la obra publicada en 1970 con la introducción de Alberto Crespo y
con el nombre de Arzáns de Orsúa (ver bibliografía). Asimismo, Martín (en
“Vascos en Potosí: minas y mineros...”) le confirma la autoría de las obras
inéditas Extractos y noticias tomadas de una historia de Potosí y Crónica de
los sucesos ocurridos en Potosí desde el año 1611, que serían resúmenes de la
citada Historia de la Villa Imperial de Potosí.
19
Mendoza: Guerra entre vascongados..., págs. 15-17.
Anuario de Estudios Americanos
tos
trabajos de Juan de Villegas, partidario del bando vasco, de fray Francisco
Xaramillo y del alférez vicuña Zafra, no nos han llegado ni los títulos. Encontrar
cualquiera de estos trabajos sería un descubrimiento importante, aunque, como
se ha indicado, la propia existencia de sus autores es cuestionada. El ANB
parece que no conserva ninguna de estas presuntas obras.20 Acaso haya más suerte en el ACM o en el AGI; y quizás
el libro de Antonio de Acosta se encuentre en alguna biblioteca o archivo de Portugal.
La Crónica del Perú (1553) de Pedro Cieza de León es obra demasiado temprana
para recoger la mayoría de los hechos que nos incumben. A pesar de ello da
cuenta de los pormenores del descubrimiento del cerro de Potosí y de los
primeros azogueros y comerciantes vascos que en él se instalaron. Uno de
aquellos vascos propietarios de minas, Sancho de Madariaga escribió en 1610 dos
obras sobre la extracción de la plata: Discurso donde se consideran (...) y
Memoria y orden que se tiene (...). Estos manuscritos, conservados en la
British Library, es posible que nada digan sobre la colectividad vasca, pero
son ellas mismas elocuente muestra de la temprana importancia de los vascos en
la minería potosina. Como nota, cabe indicar que Sancho de Madariaga se vio
implicado en las posteriores luchas. Otro destacado vasco establecido en Potosí
fue fray Vicente Bernedo, natural de Puente la Reina. La vida y milagros de
este eremita piadoso produjo alguna publicación, aunque posiblemente esas
hagiografías resulten tardías y un tanto periféricas para estudiar la vida
vasca de Potosí.21
El
destacado cronista Antonio de León-Pinelo (fines del XVI- 1660) entre las
muchas obras escritas dejó una Historia de la Villa Imperial de Potosí.
Descubrimiento y grandezas de su rico cerro publicada en Madrid en 1680.
Más
curiosa es una obra anónima, supuestamente escrita en Potosí en 1624, en el
momento de mayor intensidad del conflicto entre vascos y vicuñas, titulada:
Tratado breve de una disputa y diferencia que hubo entre dos amigos, el uno
castellano de Burgos y el otro vascongado en la
20
Es Gunnar Mendoza (en Guerra entre vascongados...) quien nos informa de todas
estas obras, dándolas por perdidas. Mendoza que fue director del ANB durante
las décadas de 1950-60 es de suponer que no halló ninguna de ellas en su
archivo.
21
Nosotros hemos encontrado una obra de 1750 debida a Joseph Pérez de Beramendi:
Thesoro escondido de el nobilíssimo Reyno de Navarra hallado entre la riqueza
de el Perú, preciosa mina de virtudes descubierta en el Potosí, maravillosa
vida y portentosa muerte, virtudes y milagros de el Venerable, penitente y
Apostólico Siervo de Dios Padre Fray Vicente Bernedo (...), reeditado por Gabriel
Martinez, Pedro Joseph Ezquerro, Pamplona, 1750.
Tomo LIX, 1, 2002 295
villa
de Potosí, Reino del Perú. Esta obra no está exenta de problemas, pues
podría
tratarse de un apócrifo escrito en el siglo XIX.22 Hasta que la obra sea verificada habrá que
considerarla con precaución. En caso de que no fuera una falsificación,
estaríamos ante una obra apologética castellana, buena muestra de la ideología
de la época. En ella se critican diversos aspectos de la sociedad vasca, como
la hidalguía universal (especie de nobleza étnica que en teoría alcanzaba a
todos los vascos), la presunta poca fidelidad que mostraban ante la Corona, sus
herejías, etcétera. El libro no es un ideario especialmente novedoso ya que
muchas de estas críticas eran frecuentes entre los polemistas peninsulares de
aquel entonces, y en las propias posesiones americanas ya se conocían algunos
libelos del mismo tono.23 En cualquier
caso, esta obra refleja bien el ánimo que debió reinar en la Villa Imperial.
Así, además de narrar algunos sucesos ocurridos durante el conflicto, puede ser
muestra de ciertos argumentos que se usaban para tratar de legitimar
ideológicamente a una u otra colectividad.
Existen
otras obras conservadas hasta nuestros días, que afortunadamente no presentan
problemas respecto a su origen. La más destacada es la del licenciado Gabriel
Gómez de Sanabria redactada en 1625 desde su cargo de fiscal de la audiencia de
La Plata. Aunque sea algo favorable al bando vicuña parece ser que su Relación
de las inquietudes y alborotos de la Villa Imperial de Potosí (...) describe
con bastante objetividad los conflictos de los que fue testigo. El manuscrito
original se conserva en la
22
Fue publicado por vez primera en Madrid
el año 1876 con el sobretítulo de Castellanos y vascongados (recién acabada la
segunda guerra carlista y cuando hervía la cuestión de la abolición de los
Fueros vascos). Su anónimo editor (que firma “Z” y que según Mendoza podría
esconder al americanista español Justo Zaragoza) la publicó sin dar apenas
noticias sobre el manuscrito original. Asimismo dio a conocer el trabajo con
declarado propósito polémico, mostrando una actitud favorable a la
centralizadora unidad constitucional que se llevaba a cabo en aquel entonces.
Todo ello hace sospechar a Mendoza de que acaso nos pudiéramos encontrar ante
una falsificación (Guerra entre vascongados..., págs. 14, 18-19). Esta misma
publicación la menciona Anselmo de Legarda (en Lo “vizcaíno” en la literatura
castellana, San Sebastián, 1953, págs. 185, 329,452,515), quien aunque no profundiza
en el contenido, identifica por su cuenta al editor también como Justo Zaragoza.
Castellanos y vascongados es a su vez citado en una obra de Julio Caro-Baroja
(en La hora navarra del XVIII. Personas, familias, negocios e ideas, Pamplona,
1969, págs. 19-20), que vuelve a reconocer tras la “Z” a Justo Zaragoza. Sin
embargo ni Legarda ni Caro-Baroja hacen referencia alguna a la autenticidad de la
obra (con lo que se entiende que no la cuestionan). El asunto merecería ser
investigado.
23
Cabe mencionar el conocido escrito antivasco de comienzos del XVII Historia del
búho gallego con las demás aves de España, anónimo atribuido al virrey del Perú
conde de Lemos (obra que cita incluso el propio Tratado breve de Potosí).
Parece que las posesiones de ultramar, siendo como eran territorios en los que
concurrían colectividades de diverso origen peninsular, resultó un lugar
fecundo para las apologías de cada grupo. Los vascos no fueron en esto una
excepción y publicaron en América algunas obras reivindicativas de su
particularidad (por ejemplo los Discursos de la antigüedad de la lengua cántabra
bascongada de Baltasar de Echave que viera luz en México en 1609).
Anuario de Estudios Americanos
British
Library, y el ANB posee una copia microfilmada. La segunda obra es la Coronica
moralizadora del orden de San Agustin en Peru, con sucesos egemplares en esta
monarquia, de fray Antonio de la Calancha. Este libro publicado en Barcelona
entre 1638 y 1639 toca sólo superficialmente los conflictos de Potosí. Por
último, se ha conservado una descripción anónima del Perú colonial que menciona
muy brevemente la enemistad entre vascos y extremeños, aunque no trate
específicamente los sucesos de Potosí. Un erudito ha identificado a ese anónimo
escritor como el portugués de origen judío Pedro de León-Portocarrero.24
Estas
han sido las obras de las que hemos tenido noticia y que pueden servir de
fuente de investigación. Al igual que sucede con los archivos no sería de
extrañar que hubiera más, pero creemos haber indicado las principales. No se
han considerado otros objetos de estudio como podrían ser el arte y la
arquitectura potosina del siglo XVII, que tal vez muestren alguna influencia
vasca.25 La toponimia es otra área en la
que tampoco hemos profundizado, siendo probable que haya en Potosí nombres de
lugar derivados de antropónimos y topónimos vascos. Con esto, damos fin al
apartado sobre fuentes.
La historiografía contemporánea (siglos
XIX-XX)
A
partir de las fuentes citadas se han realizado varios trabajos historiográficos
en torno a los vascos de Potosí. Evidentemente, no todos los aspectos del devenir
la colectividad vasca han merecido la misma atención. La “guerra” entre los
“vascongados” y otras “naciones” agrupadas bajo el nombre de vicuñas ha sido el
tema que ha producido trabajos más específicos y sustanciales. Y es que este
conflicto constituye uno de los hechos más llamativos en la vida vasca de
Potosí. A pesar de ser un hecho limitado en el tiempo, no es un episodio
aislado y particular. Las causas que dieron pie a los sucesos bélicos están
relacionadas con la evolución general de
24
El manuscrito original se encuentra en la Biblioteca Nacional de París. Hoy
está publicado (ver en la bibliografía León-Portocarrero).
25
Juan de Contreras en su prevé opúsculo Artífices vascos en América (Bilbao,
1952, págs. 16-18), destaca la labor de éstos en la construcción de obras
eclesiásticas y civiles a lo largo de todo el Perú virreinal. Sin embargo entre
las edificaciones que cita no figura ninguna del Potosí. Habría que comprobar
si hubo alguna. La fuente referida por Juan de Contreras sobre esta cuestión es
un artículo del arquitecto peruano Emilio Hearth-Terré: “Los artífices vascos
en el Perú Virreinal”, El Comercio, Lima, 1 de septiembre de 1948.
Tomo LIX, 1, 2002 297
la
colectividad vasca de Potosí. Por cuanto los análisis realizados en torno a
estas luchas abarcan amplios aspectos de la realidad de la villa. En
consecuencia estos trabajos se nos presentan como los estudios existentes más completos
sobre “la nación vascongada” en el Potosí del siglo XVII. Antes de abordar las
investigaciones más recientes y especializadas, repasaremos la historiografía
que incluye menciones esporádicas sobre los vascos de Potosí.
Obras divulgativas y reseñas breves
Resulta
excepcional por su copiosidad la publicación Castellanos y vascongados
aparecida en 1876, al que hemos hecho mención anteriormente (ver nota 17). El
misterioso editor “Z” de este libro (probablemente Justo Zaragoza) recopilaba
en él la citada obra Tratado breve de una disputa (...), añadiendo a
continuación una serie de anexos compuestos de pasajes del trabajo de Arzáns de
Orsúa y de otros. Todo ello se completaba con un prólogo y una conclusión
polémica de la mano del editor en contra del régimen foral y de la singularidad
vasca.26
Los
siguientes trabajos sobre el tema fueron más sucintos. Finalizando el siglo
XIX, el alavés Becerro de Bengoa daba cuenta de las luchas entre vascos y
vicuñas en un breve artículo.27 Poco
después, Antonio Artola presentaba en Madrid una tesis sobre el Potosí
colonial.28 El boliviano Modesto Omiste,
en su clásica obra sobre la historia de Potosí, explicaba los conflictos de la
Villa Imperial, tocando superficialmente a los vascos.29 Salvador de Madariaga desde el exilio americano
también los trataba en uno de sus libros de historia,30 información que utilizaron Jon Bilbao
26
Debemos a Jose Mari Esparza la información relativa a esta obra, al permitirnos
amablemente la consulta de un ejemplar en su poder.
27
Becerro de Bengoa, Ricardo: “Los bascongados y los vicuñas en Potosí”,
Euskal-Erria,
XLIII,
San Sebastián, 1900, págs. 580-584.
28
Artola y Guardiola, Antonio: Notas para una historia de la Villa Imperial de
Potosí, tesis
defendida
en la Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Filosofía y Letras. 1909.
No hemos podido consultar esta obra inédita de Antonio Artola y Guardiola. Pero
por sus apellidos suponemos que se trata de un autor de origen vasco, con lo
que no sería de extrañar que en el estudio incluyera algunos datos sobre sus
paisanos. Debemos la noticia de esta obra, al profesor Oscar Álvarez-Gila al que
agradecemos asimismo la ayuda y apoyo ofrecidos para publicar este artículo.
29
Omiste, Modesto: Crónicas potosinas. Estadísticas, biográficas, notas
históricas y políticas, La Paz, 1918.
30
Madariaga, Salvador de: Cuadro histórico de las Indias. Introducción a Bolivar,
Buenos
Aires,
1945.
Anuario de Estudios Americanos
y
William Douglass en su conocida obra sobre los vascos y el Nuevo Mundo
Amerikanuak. 31 De esta obra se sirvieron
a su vez las diversas publicaciones en torno a los vascos y América aparecidas
durante el quinto centenario: Duplá, Ruiz de Azúa, Andrés-Gallego, etc.32 Estas y otras menciones parecidas han constituido
reseñas divulgativas más que investigaciones específicas. Además no muy útiles,
ya que directa o indirectamente han seguido los discutibles trabajos de Arzáns
de Orsúa.
Otros
trabajos han sido realizados utilizando fuentes más directas. Así Caro-Baroja
brevemente, y Fernández-Albaladejo en una pequeña mención se sirven de
documentos de primera mano para reflejar los conflictos vividos por los vascos
en Potosí.33 Las biografías de José
Berruezo e Ignacio Tellechea sobre la monja alférez Catalina de Erauso
(1595-1635) son trabajos más especializados.34 No se centran en la cuestión de Potosí pero algo la tratan, debido a
que Catalina estuvo durante cierto tiempo en la villa y participó en las luchas
al lado de sus paisanos vascos. Mario Chacón y Brian Farrelly han estudiado
respectivamente la iconografía y la vida de fray Vicente Bernedo, santón
potosino de origen vasco según hemos visto.35 Ana María Presta en su reciente investigación sobre los encomenderos
de La Plata, ofrece testimonios de algunos poseedores vascos de repartimientos
indígenas, que estuvieron entre los primeros mineros de Potosí.36 El libro de Lutgardo García-Fuentes, si bien no
trabaja demasiado el tema que nos ocupa, algo dice de la actividad económica de
los vascos de Potosí.37
31 Bilbao, Jon - Douglass, William A.:
Amerikanuak: Basques in the New World, Reno
(Nevada),
1975 (trad. cast. de Román Basurto: Amerikanuak: vascos en el nuevo mundo,
Vitoria, 1984).
32
Duplá, Antonio: Presencia vasca en América 1492-1992. Una mirada crítica, San
Sebastián, 1992; Ruiz de Azúa, Estíbaliz: Vascongadas y América, Madrid, 1992;
Andrés-Gallego, José (coord.): Navarra y América, Colección las Españas y
América, Madrid, 1992.
33
La fuente que usa Caro Baroja en La hora navarra..., es la ya citada obra
Castellanos y vascongados. Fernández-Albaladejo (en La crisis del Antiguo
Régimen...) utiliza el informe de los guipuzcoanos contenido en el RAH que
hemos mencionado en el apartado de archivos.
34
Berruezo, José: Catalina de Erauso, San Sebastián, 1975; Tellechea, Ignacio:
Doña Catalina de Erauso. La monja alférez, San Sebastián, 1992. Evidentemente
no son estas las únicas obras sobre la famosa monja. Pero señalamos estas dos
por ser relativamente recientes y porque contienen alguna información
relacionada con nuestro tema.
35
Chacón, Mario: Iconografía de Vicente Bernedo, Potosí, 1981; Farrelly, Brian:
Fray Vicente Bernedo, apóstol de Charcas, Salamanca, 1986.
36
Presta, Ana María: Los encomenderos de La Plata, Lima, 2000. Las referencias de
Chacón, Farrelly y Presta nos han sido oportunamente facilitadas por el Comite
de Redacción del Anuario de Estudios Americanos. También le debemos algunas
sugerencias que han permitido mejorar el texto inicial, aunque, la
responsabilidad del artículo resultante, con sus posibles errores y omisiones
es, evidentemente, nuestra.
37
García-Fuentes, Lutgardo: Sevilla, los vascos y América, Bilbao, 1991.
Tomo LIX, 1, 2002 299
El
prestigioso americanista Peter Bakewell, aunque tampoco profundiza en el tema
de los vascos, los menciona en una obra y hace una interesante observación —que
precisaremos más adelante— sobre el contexto económico en el que estalló el conflicto
entre vascos y vicuñas.38
Balance de los estudios específicos
Cinco
son los trabajos que abordan de lleno la cuestión de las luchas entre vascos y
vicuñas. Estas obras incluyen además información sobre aspectos más generales
de la vida vasca en Potosí. Se trata de tres libros y dos artículos, todos
ellos de consulta imprescindible:
—
Mendoza, Gunnar: Guerra entre vascongados y otras naciones de Potosí, Documentos
del Archivo Nacional de Bolivia (1622-1641), Cuadernos de la Cultura Boliviana,
Potosí, 1954, 77 págs.
—
Crespo, Alberto: La guerra entre vicuñas y vascongados (Potosí, 1622-1625), prólogo
de A. Miró, Tipografía Peruana, Lima, 1956, 171 págs.
—
Helmer, Marie: “Luchas entre vascongados y ‘vicuñas’ en Potosí”, Revista de Indias,
XX, n° 81-82, Madrid, 1960, págs. 185-195.
—
Pérez-Alcalá, Rosario: “Vicuñas y vascongados: la lucha por el poder en Potosí en
el siglo XVII”, Ifigea, V-VI, 1989, págs. 207-215.
—
Serrano, Fernando: Vascos y extremeños en el Nuevo Mundo durante el siglo XVII:
un conflicto por el poder, Asamblea de Extremadura, Mérida, 1993,
116
págs.
El
primer estudio, realizado por Gunnar Mendoza, se divide en tres partes. En la
primera se recoge de forma ordenada y se comenta casi toda la bibliografía
escrita desde el siglo XVII hasta 1945 sobre el tema.39 El apartado principal lo constituye el catálogo
analítico de noventa y cuatro documentos del Archivo Nacional de Bolivia. Con
él Mendoza nos pone a mano prácticamente la totalidad de papeles que puedan
encontrarse en el ANB relativos a los conflictos de Potosí. La inestimable
ayuda de este catálogo es completada con el listado de personas implicadas en
las luchas,
38
Bakewell, Peter: Plata y empresa en el Potosí del siglo XVII: la vida y época
de Antonio López de Quiroaga, Pontevedra, 1988.
39
De ella hemos tomado la mayoría de citas relativas a las crónicas y escritos
del siglo XVII. La única obra que se le ha escapado a Mendoza, que nosotros
sepamos, es la Historia de la Villa Imperial
de Potosí. Descubrimiento y grandezas de su rico cerro de Antonio de León
Pinelo, publicada en 1680.
Anuario de Estudios Americano
sindicando
la ocupación y/o bando de cada una de ellas. Por último Mendoza ofrece un breve
aunque compacto comentario de los hechos. En él presenta un esquema de los
bandos en liza: el vasco, económica y políticamente poderoso, y el más
heterogéneo de los vicuñas. Entre estos destacaban los “soldados”, grupo social
compuesto por aventureros medio vagabundos en busca de fortuna que se habrían rebelado
contra la riqueza y los abusos de poder de los vascos. Pero detrás, ocultos,
instigando la lucha se encontrarían los vicuñas ricos, intentando desplazar a
los vascos para ocupar ellos su lugar. Los ataques vicuñas habrían provocado el
repliegue vasco en un primer momento y su posterior huida. Con el tiempo estos ataques
habrían degenerado en bandolerismo y en alguna medida en alzamiento contra la
autoridad. Los vicuñas ricos, alarmados, habrían decidido poner término al
conflicto, ahorcando a algunos soldados y logrando el perdón para el resto. Más
adelante expondremos la crítica que se ha hecho a esta perspectiva.
Alberto
Crespo, valiéndose de los archivos del AGI ofrece un pormenorizado relato
histórico. Como dice Helmer “una narración sin erudición, pero brillante y
colorida, que se lee como una novela de capa y espada”.40 Por consiguiente una obra no muy analítica pero
abundosa en datos e información. La conclusión sobre el conflicto que de ella
se saca, es que las luchas, aunque aparentaran una forma de odios interregionales,
habrían tenido mucho de pugna entre pobres (alineados en el bando vicuña) y
ricos (vascos). Se ha achacado a Crespo hacer una interpretación excesivamente simple:
el monopolio de poder a manos de una oligarquía y la existencia de pobres se
mantuvo posteriormente sin que volviera a estallar conflicto alguno.41 Asimismo llamar “guerra” como hacen tanto Crespo como Mendoza
a aquellas luchas resultaría excesivo y podría esconder la idea de que el
conflicto, aunque Mendoza y Crespo lo digan con matices, habría sido una
especie de alzamiento criollo contra la autoridad real, como si se tratara de
un antecedente de las guerras de independencia de las colonias. Tanto Helmer
como Pérez Alcalá niegan este extremo;42 los
ataques en momento alguno se dirigieron
contra la metrópolis o contra su autoridad,
40
Helmer: “Luchas entre vascongados ... “, pág. 185.
41
Helmer: “Luchas entre vascongados ... “, pág. 185. Helmer hace esta crítica
extensible a Mendoza, opinión con la que discrepamos: Mendoza en momento alguno
reduce el conflicto a meras luchas de pobres contra ricos, sino que señala
claramente a los vicuñas poderosos como los movedores
de
la revuelta. Incluso respecto al simplismo de Crespo, parece que Helmer exagera
un tanto.
42
Helmer: “Luchas entre vascongados ... “, pág. 193; Pérez-Alcalá: “Vicuñas y
vascongados: la lucha ...”, pág. 207.
Tomo LIX, 1, 2002
circunscribiéndose
a los bandos contendientes (el ataque a la casa del corregidor se
habría producido por su favoritismo hacia los vascos, no por su calidad de
representante del Rey).43
El
artículo de Marie Helmer es una recesión de los dos libros que acabamos de
comentar. Ya hemos mencionado algunas de las críticas que en ella se hacen.
Como contribución positiva a la cuestión, Helmer plantea la existencia de una
crisis económica como detonante de las luchas. Y es que si bien los odios
venían de lejos, los ataques comenzaron tras conocerse en el año 1618 las
deudas vascas al fisco. Esta colectividad debía grandes cantidades a la Corona,
por endeudamiento de azogue y por oficios. El problema era consecuencia de la
mala política fiscal de las colonias, pues no había créditos y la Corona se
llevaba una exagerada porción de la producción de plata (el quinto),
dificultando así el pago de las deudas.
Ademas,
según Helmer, antes de comenzar las hostilidades se produjo una crisis
coyuntural en las minas de azogue, y la disminución de su producción afectó la
de la plata. En torno a ese momento crítico tratarían las demás colectividades
de suplantar a la vasca, dando inicio a las luchas. Aparte de este trabajo,
Marie Helmer tiene un breve artículo relacionado con los inicios del ascenso
vasco en Potosí a fines del siglo XVI.44 Asimismo
tenía Helmer intención de editar un catálogo del ACM útil entre otras cosas
para localizar la documentación relativa a los vascos de Potosí, aunque no
hemos podido confirmar su publicación.45
El
artículo de Rosario Pérez-Alcalá está realizado sobre los tres anteriores trabajos.
En general coincide con las críticas de Helmer. No discute las dificultades
económicas globales de las colonias, pero cuestiona que hubiera una crisis
coyuntural previa al comienzo de los ataques.46 Sin embargo, el experto en historia económica Peter Bakewell,
aparentemente sin conocer el artículo de Helmer, llega a conclusiones muy
similares, esto es, que desde 1615, por tanto en los años previos al inicio del
conflicto, la producción de plata potosina habría disminuido, enconando el odio
contra
43
El equívoco de suponer que a los vicuñas les animaba el deseo de alzarse contra
la metrópoli, no sólo es achacable a la visión mediatizada por preocupaciones
contemporáneas que ha podido afectar a parte de la historiografía
hispanoamericana, sino que las propias fuentes de nuestro caso pueden alimentar
el error: los escritos vascos de la época, en su intento de desprestigiar al
bando contendiente, no dudaron en acusar a los vicuñas de desafiar la autoridad
del monarca, cuando evidentemente el conflicto era muy otro.
44
Se trata de la transcripción y comentario de la carta vizcaína enviada en 1595
que ya hemos mencionado en el apartado de fuentes (cf. Helmer: “Un tipo social:
‘el minero’... “).
45
Ver nota 3.
46
Pérez-Alcalá: “Vicuñas y vascongados: la lucha ...”, pág. 208.
Anuario de Estudios Americanos
los
vascos ricos47. Dejando a un lado la cuestión de la coyuntura
económica, Pérez-Alcalá destaca la lucha por el poder subyacente tras las
algaradas. Los principales impulsores de la revuelta serían por tanto los ricos
vicuñas encubiertos, que tratarían de reemplazar a la oligarquía vasca. Para
ello, claro está, se habrían valido de tensiones anteriores, aunque en la
última etapa del conflicto habrían perdido el control sobre ella.
Fernando
Serrano, utilizando sobre todo las fuentes del A.G.I, nos ha ofrecido un nuevo
libro. Desafortunadamente parece ignorar toda la historiografía anterior sobre
el tema. Así deja de lado las perspectivas matizadas aportadas hasta ahora, y
nos presenta el conflicto de Potosí reducido básicamente a una revuelta popular
de los excluidos contra el asfixiante oligopolio vasco (descrito como “régimen
de terror”). Aunque menciona el deseo de poder de las élites no vascas,
aparentemente relega este factor a un segundo plano. En parte cabe achacar a la
documentación utilizada por Serrano lo limitado de estas conclusiones.48 Por el contrario, en otras cuestiones relativas a
nuestro tema, la aportación de Serrano resulta mucho más fecunda. Así merecen
tenerse presentes las apreciaciones que hacen sobre las mentalidades vasca y
castellana. En el mismo sentido hay que subrayar la primacía de la colectividad
extremeña que desvela Serrano en la formación y dirección del bando vicuña, así
como el descubrimiento de tensiones entre las élites vascas y extremeñas una
década después de los principales altercados de Potosí.49
Por
último resulta muy sugestiva la idea que aporta de la relación entre las
dinámicas universitarias y del imperio. Más exactamente la posibilidad de que el
conflicto de Potosí fuera una trasposición de los frecuentes enfrentamientos entre
“naciones” que se daban en las universidades peninsulares, enfrentamientos
“llevados” allende la mar por las élites en ellas formadas. Los datos ofrecidos
por Serrano para confirmar esta hipótesis no nos parecen concluyentes, pero en
cualquier caso sus propuestas abren unas interesantes líneas de investigación
para comprobar las relaciones entre
47 Bakewell:
Plata y empresa..., pág. 36.
48
Serrano utiliza por fuente principal y
sin dudar de su neutralidad el informe conocido como Relación “A” escrito por
los castellanos (AGI, Charcas, 134); en cambio ni menciona la Relación “B” (AGI,
Charcas, 53) escrita por los vascos, que cuanto menos serviría para contrastar
opiniones. En general cabe decir que por el número de documentos del AGI
consultados por Serrano su trabajo ha quedado rezagado respecto al realizado
por Crespo en el mismo archivo.
49
Que nosotros sepamos ha sido Serrano el
primero en señalar estas tensiones del año 1637. Si bien no tan espectaculares
como los conflictos abiertos previos, son interesantes porque muestran que
vascos y otras colectividades mantuvieron luchas de poder durante largo tiempo.
Tomo LIX, 1, 2002 303
el
mundo universitario y la vida de las colectividades peninsulares en ultramar.50
Aunque
se trate de una obra inusual no podemos dejar sin mencionar un sexto trabajo en
torno a los vascos de Potosí y sus conflictos. Nos referimos al libro Potosí. Andanzas de un navarro en la guerra
de las naciones (Txalaparta, Tafalla, 1996, 260 págs.) de José Mari Esparza. En
vez de un trabajo historiográfico convencional, se trata de una novela
histórica construida con documentación original e información de la época. Todo
ello se completa con la imaginación del autor en una narración de sabor antiguo
y contenido realista. Así se nos cuenta la vida de un personaje histórico, Juan
de Echarren, al que se siguen los pasos desde su pueblo natal en Navarra hasta
el Alto Perú. Esta novela nos informa de los principales hechos ocurridos en
Potosí además de ofrecernos un agradable relato. Si bien Esparza no desarrolla
una hipótesis formal sobre las razones del conflicto, apunta al interés de los
vicuñas ricos en suplantar a los vascos como principal causa de las luchas.
Aparte del valor divulgativo de este trabajo, el investigador más especializado
encontrará puntualmente señalados en él los documentos hallados por el autor en
los archivos de España y América. Con lo que resulta una obra provechosa también
para el ámbito académico. Todas esas referencias las hemos incluido en el
apartado de fuentes.
No
hemos encontrado sobre los vascos de Potosí bibliografía específica para la época
posterior al conflicto de los años veinte. Al finalizar los enfrentamientos los
vascos volvieron a detentar el poder, pero ignoramos los detalles. Esparza toca
sólo superficialmente las décadas siguientes. Serrano, con documentación más
precisa, descubre un brote de tensión entre élites extremeñas y vascas el año
1637 según hemos visto. Faltan en todo caso investigaciones para toda la época
posterior. Lo llamativo de las luchas de bandos ha hecho que sea ese episodio
particular el tema que ha acaparado toda la historiografía relativa a la vida
de los vascos de Potosí.
50
Las luchas universitarias de Salamanca
que menciona Serrano son estrictamente coetáneas a las de Potosí, no
anteriores, y por consiguiente no pueden ser antecedentes de estas. Además
Serrano no confirma que cabecillas vicuñas o vascos participaran durante su
juventud en conflictos universitarios de ese tipo. Habría que comprobar, por
tanto, este extremo. Existe otra posibilidad que nos ha sido señalada por el
profesor Oscar Álvarez-Gila: pudiera suceder que la violencia entre “naciones”
se iniciara en un determinado punto de la Monarquía, ya en Salamanca ya en
Potosí, y que la expansión de la noticia provocara el estallido de conflictos
análogos en otros puntos donde vascos y castellanos convivieran en tensión. No
habría por tanto un antecedente universitario y una repetición años después en las
Indias, sino una dinámica de redes que interactuaría simultáneamente a lo largo
de toda la Monarquía Hispánica. Evidentemente, esta posibilidad no excluye la
hipótesis de Serrano.
Anuario de Estudios Americanos
Sin
embargo, como apuntábamos en el apartado de las fuentes, además del conflicto
podrían investigarse los primeros pasos de la colectividad vasca potosina, o su
devenir tras los enfrentamientos, que debió seguir siendo bastante prospero.51 Sea como
fuere, en tanto que carecemos por el momento de esos estudios, nuestro estado
de la cuestión se ha centrado en el tema de las luchas.
Conclusión
Haciendo
balance de las investigaciones precedentes, y ciñéndonos al conflicto entre
vascos y vicuñas, podemos decir que en él se entremezclaron los siguientes
elementos: el monopolio económico y político de los vascos; el consiguiente
descontento que ello producía en las demás colectividades peninsulares
(especialmente entre las más desfavorecidas); el deseo de los vicuñas ricos de
suceder en el poder a los vascos; solidaridades y odios entre “naciones” (y su
posible conexión con la universidad); la existencia de un nutrido grupo de
“soldados” desocupados en la ciudad; problemas generales del sistema financiero
de las colonias; una posible crisis económica coyuntural; y la excesiva
corrupción de las instituciones. El interesado en el tema deberá tratar estas
cuestiones. Para finalizar cabe añadir que conflictos semejantes al de Potosí, con
vascos de por medio, se repitieron en la América colonial más de una vez (por
ejemplo el ocurrido en las minas de Laicacota o Izacota entre 1665-1671).52
Sería
interesante investigar la influencia que todos estos sucesos tuvieron de cara a
unir la colectividad vasca, dividida en su tierra de origen en varias unidades
político-administrativas. Sospechamos que el desarrollo de la solidaridad
comunitaria y la formación de un imaginario
51
Según un testimonio del año 1658 (ver “El viaje de Acarate du Biscay” en I. A.
Leonard: Viajeros por la América Latina Colonial, México, 1992, págs. 116-129)
Aránzazu llamaban al cerro de Potosí (haciendo referencia al santuario mariano
homónimo sito en un alto del País Vasco), lo que probaría la importancia que
todavía mantenían los vascos durante la segunda mitad del siglo XVII.
52
Los sucesos de Laicacota, como los de Potosí, han dado pie a algunas
investigaciones. Pero en tanto que no conciernen directamente al tema de los
vascos de Potosí, nos limitaremos a señalar un par de trabajos que puedan
servir al lector curioso como punto de partida: Lohmann, Guillermo: El conde de
Lemos, Virrey del Perú, Madrid, 1946, sobre todo las págs. 151-227; Maiza,
Carlos - Oreja, José María: “Izacota: revuelta en una mina peruana
(1665-1671)”, Príncipe de Viana. Segundo Congreso General de Historia de
Navarra. Conferencias y Comunicaciones sobre América, Anejo 13, Pamplona, 1991,
págs. 343-351; también Esparza desarrolla el tema en su novela (Potosí.
Andanzas de un navarro..., págs. 221-244).
Tomo LIX, 1, 2002 305
colectivo
común en Vasconia en la Edad Moderna no es ajena a los intereses compartidos
que desarrollaron los vascos en América. Pero estudios tan amplios necesitan
que casos como el de Potosí sean mejor conocidos. Por consiguiente, esperemos
que nuevas investigaciones aborden este tema de Potosí, que además de
fascinante en sí mismo resulta a su vez enriquecedor para comprender el devenir
general de los vascos y la historia del conjunto de la sociedad colonial.
Bibliografía
Hemos
dividido la bibliografía en dos apartados. En el primero incluimos las obras
antiguas comentadas a lo largo del artículo. Salvo excepciones no se
encontrarán en él papeles de archivos. Para ese tipo de documentos puede
dirigirse a los catálogos de Mendoza y Vázquez Machicado.53
Las
ediciones modernas de los libros antiguos han sido indicadas, en su caso, entre
paréntesis tras los originales. El segundo apartado contiene la bibliografía y
la historiografía contemporánea, limitada a las obras que tratan o tocan el
tema de los vascos en Potosí. Las demás obras citadas en el texto o a pie de
página no se recogen en esta bibliografía.
Crónicas y obras antiguas
Acosta, Antonio de: Crónica de Potosí (obra en portugués), Lisboa, s.
XVII. (Supuesta obra citada por Arzáns de Orsúa. Presuntamente publicada pero perdida).
Anónimo: Tratado breve de una disputa y diferencia que hubo
entre dos amigos, el uno castellano de Burgos y el otro vascongado, en la villa
de Potosí, reino del Perú, 1624. El manuscrito original se encuentra
supuestamente en una indeterminada biblioteca particular de Madrid. (Primera
ed.: Zaragoza, Justo] (ed.): Castellanos y vascongados. Tratado breve (...),
Madrid, 1876, págs. 13-61).
Arzáns de Orsúa y Vela, Bartolomé: Anales de la Villa Imperial de Potosí, s. XVIII (ahora
con prólogo de A. Crespo, Ministerio de Educación y Cultura / Biblioteca
Popular Boliviana, La Paz, 1970).
Calancha, Antonio de la: Coronica moralizadora del orden de San Agustín en Perú,
con sucesos egemplares en esta monarquia, Barcelona, 1638/1639.
53
Mendoza: Guerra entre vascongados...;
Vázquez-Machicado: Catálogo de documentos...
Anuario de Estudios Americanos
Cieza de León, Pedro de: La crónica del Perú, Sevilla, 1553 (ahora en Peisa,
Lima, 1988).
Dueñas, Bartolomé de: Historia de Potosí, s. XVII. (Supuesta obra citada
por Arzáns de Orsúa. Presuntamente inédita y perdida).
Gómez de Sanabria, Gabriel: Relación de las inquietudes y alborotos de la Villa Imperial
de Potosí, y provincia de los charcas, sucecidos y continuados desde ocho de
junio de mill y seiscientos y veinte y cinco (...). La Plata, 1625.
Manuscrito.
British Library. (Copia microfilmada en el ANB).
Guillestegui, Diego de: Historia de
Potosí, s. XVII. (Supuesta obra
citada por Arzáns de Orsúa. Presuntamente inédita y perdida).
León-Pinelo, Antonio de: Historia de la Villa Imperial de Potosí.
Descubrimiento y grandezas de su rico cerro, Madrid, 1680.
[León-Portocarrero, Pedro de]: (Título desconocido, s. XVII. Ahora: Descripción del
virreinato del Perú, crónica inédita de comienzos del siglo XVII, Lewin, B.
(ed.), Rosario (Argentina), 1958; y: “Descripción anónima del Perú (1600-1615)”,
Leonard, I. A. (ed.), Viajeros por la América Latina colonial, Fondo de Cultura
Económica, México, 1992, págs. 95-110).
Madariaga, Sancho de: Discurso donde se consideran las diferentes
calidades que se crían en las vetas que tiene de plata el gran Cerro de Potosí
y que será la causa de estas diferencias, y de la manera que se deben
beneficiar cinforme sus calidades diferentes, 1610. Manuscrito, sloan 3055,
pág. 6120, f. 7686. British Library.
Madariaga, Sancho de: Memoria y orden que se tiene de beneficiar los
metales que se sacan del Cerro de Potosí en el ingenio de Sancho de Madariaga
en Tarapaya y en los demás de dicha villa, 1610. Manuscrito, sloan 3055, pág. 6120, f. 7686. British Library.
Martínez Arzáns y Vela: Historia de la Villa Imperial de Potosí, s. XVIII. Manuscrito.
Biblioteca del Palacio Real, Madrid (ahora Arzáns de Orsua y Vela, ed. y estudio
preliminar de L. Hanke y L. G. Mendoza, Brown University Press, Providence
(Rhode Island), 1965; y Martínez Arzáns y Vela, Bartolomé, Biblioteca del
Sesquicentenario, Bolivia, 1975).
Medina, Juan de: Relación de las guerras civiles de Potosí, para el
católico rey Felipe IV, s. XVII. (Supuesta obra citada por Arzáns de Orsúa. Presuntamente
inédita y perdida).
Memorial
de la Villa de Potosí al Virrey D. Francisco de Toledo, 3040 eskuizkribua, Biblioteca Nacional, Madrid.
Méndez, Pedro: Historia Potosina, s. XVII. (Supuesta obra citada
por Arzáns de Orsúa. Presuntamente inédita y perdida).
Pasquier, Juan de: Historia de Potosí, s. XVII. (Supuesta obra citada
por Arzáns de Orsúa como traducción al castellano de la Crónica de Potosí de
Antonio de Acosta. Presuntamente inédita y perdida).
Tomo LIX, 1, 2002
Pérez de Beramendi, Joseph: Thesoro escondido de el nobilíssimo Reyno de Navarra
hallado entre la riqueza de el Perú, preciosa mina de virtudes descubierta en
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por Arzáns de Orsúa. Presuntamente inédita y perdida).
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por Arzáns de Orsúa. Presuntamente inédita y perdida)
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